sábado, 19 de julio de 2008

THE CHINA STUDY

El mes pasado se publicó el llamado The China Study, el estudio más completo de dieta, hábitos y enfermedad que se ha realizado jamás en la historia de la investigación biomédica, con una duración de 23 años y aún continúa. Es una hazaña de inmensas proporciones conjuntamente coordinada por T. Colin Campbell a través de la Universidad de Cornell, la de Oxford y la Academia China de Medicina Preventiva. El Dr. Campbell es “Jacob Gould Schurman Professor Emeritus” de Bioquímica en la prestigiosa Universidad de Cornell. Sesenta y cinco condados en veinticuatro provincias de China fueron escogidos para este estudio. El New York Times lo llamó el “Gran Prix de la Epidemiología”.

En China, las dietas rurales varían enormemente de las urbanas, y los índices de cáncer-por ejemplo- de un condado a otro tienen un contraste enorme: hasta del 10,000%! En los EE.UU, una variación del 10% de un condado a otro ya sale en las noticias. El caso de China permite la observación de la dieta y su incidencia en diversos tipos de “enfermedades de la abundancia”, tales como diabetes, obesidad, varios tipos de cáncer, enfermedad autoinmune, salud ósea, salud renal, la visión y desórdenes cerebrales de la edad avanzada (tal como disfunción cognitiva y Alzheimer).

Lo que hizo este proyecto especialmente interesante es que, entre las más de 8,000 asociaciones estadísticas significativas que estableció, que son relevantes a dieta y enfermedad, demasiadas apuntaron al mismo resultado: las personas que comen la mayor cantidad de alimentos de origen animal mostraron tener el mayor índice de enfermedad crónica. Aún una ingesta relativamente pequeña de alimentos de origen animal se asoció con efectos adversos. Las personas que comieron la mayoría de origen vegetal fueron los más saludables y tendían a evitar la enfermedad crónica. Estos resultados no pueden ser ignorados. Se realizaron experimentos preliminares con animales acerca de los efectos de la proteína en el crecimiento de tumores cancerosos, y se continuó con el estudio masivo en humanos acerca de esquemas de alimentación con énfasis en contenido de proteína animal en la dieta, y los resultados probaron ser consistentes. Las implicaciones en la salud de consumir ya sea nutrientes de origen animal o vegetal mostraron ser marcadamente diferentes.

Si la nutrición fuera entendida mejor, y la prevención y los tratamientos mediante la variación del esquema alimentario fueran más aceptados por la comunidad médica, no estaríamos consumiendo tantas drogas para tratar enfermedades prevenibles. No estaríamos frenéticamente buscando nuevas medicinas para aliviar los síntomas pero que poco hacen para tratar la causa fundamental de la enfermedad. No estaríamos gastando dinero en desarrollar, patentar y comercializar píldoras mágicas, que frecuentemente están cargadas de efectos secundarios.

De importancia crítica en este estudio es la naturaleza de la dieta en China rural. Esta es una rara oportunidad de estudiar los efectos de una dieta de base vegetal. He aquí algunas de las conclusiones:

La alimentación de base vegetariana hace una diferencia enorme en la incidencia de las “enfermedades de la abundancia” u “occidentales”: cáncer (colon, pulmón, cerebral, leucemia, cerebro infantil, estómago e hígado), diabetes, y enfermedad coronaria, que en China rural son básicamente inexistentes. Asimismo, donde la alimentación depende fuertemente en los animales, las incidencias de estas mismas enfermedades se disparan.

La grasa no es la única culpable. También el colesterol, que sólo se encuentra en los productos animales (nunca en base vegetal), aún en las tan recomendadas “carnes magras” y pollo “sin piel”. En China rural, cuanto más bajos los niveles de colesterol en la sangre, más disminuía la incidencia de las enfermedades de la abundancia. Nota: La creencia general es que el colesterol afecta sólo al corazón, pero no es bien sabido que algunos tipos de cáncer aumentan al aumentar el colesterol.

Los índices de enfermedad coronaria son extraordinariamente bajos en las provincias de Sichuan y Guizhou. Durante un período de observación de tres años, ¡no hubo una sola persona que muriera del corazón antes de la edad de 64 años!, entre 246,000 hombres en un condado de Guizhou y 181,000 mujeres en un condado de Sichuan.

La ingesta de proteína animal en China rural promedia los 7.1 gr/día (en los EE.UU. el promedio es de 70 gr/día). Se esperaba que los índices de enfermedad bajaran con consumos tan bajos pero no fue así. Aún pequeñas cantidades de alimento de origen animal levantan el riesgo de enfermedades occidentales. El consumo de proteína animal se asocia al aumento del colesterol malo (HDL), independientemente de si es “bajo en grasa”, y el consumo de proteína vegetal sea asocia a su disminución.

Una dieta con 25-30% de grasa (a partir de las calorías) es considerada como “baja en grasas”. En China rural se encontró que reducir la grasa en la dieta de 24% a 6% está asociado con la disminución del riesgo de cáncer de mama. Cabe aclarar que el consumo menor de grasa en China significa menor consumo de productos animales, ya que ellos no alteran el contenido de grasa en los alimentos como en el Oeste (papas fritas, leche descremada…).

Los resultados en China indican que entre más bajo el porcentaje de alimentos de origen animal consumidos, más son los beneficios a la salud, aún cuando ese porcentaje baja de 10% a 0% de las calorías. Así que es razonable asumir que el porcentaje óptimo de alimentos de origen animal es cero, al menos para aquellos con predisposición a enfermedades degenerativas.