jueves, 6 de febrero de 2014

Hidroeléctricas y minería en Panamá: una gran disyuntiva.

Hoy, miré vía Internet la noticia en un diario nacional, que narra una protesta de campesinos en contra de la construcción de proyectos hidroeléctricos en sus comunidades, a la vez que recuerdan a compañeros de lucha fallecidos hace poco. Los altos directivos de estas compañías se defienden diciendo que solo un puñado de moradores de las comunidades aledañas al río salen a obstruir la vía interamericana con este fin. De hecho, afirman ellos, existe un grupo grande de indígenas que están dispuestos a manifestarse, no en contra del proyecto, sino para que se agilicen estos trámites y que los pobladores comiencen a disfrutar de los beneficios: empleos, construcción de escuelas y hospitales...

No pude evitar recordar lo que leí acerca de los indígenas kayapós, en la revista National Geographic de Enero de 2014. Hubo una reunión en un poblado del Amazonas brasileño, en el que los principales caciques acudieron al lugar para investigar por qué motivo algunos caciques menores habían recibido dinero de Electrobras, la empresa constructora de hidroeléctricas en Brasil. Algunas comunidades han recibido el equivalente a 15,000 dólares, además de proyectos sociales de vivienda, salud y educación, motores fuera de borda y muchas cosas más.

Y yo pregunto, ¿qué tiene de malo que una comunidad disfrute de los beneficios de una empresa generosa? ¿a quién no le gustaría erradicar el desempleo en las poblaciones de su país y que exista un sistema de donaciones para ayudar a la gente más necesitada?

Observé las fotografías de los guerreros kayapós, tipos robustos, con largas cabelleras negras, semidesnudos, con el cuerpo embadurnado de tintes vegetales y extravagantes adornos en brazos y cuello. La mayoría no sabe leer ni escribir y subsisten a base de caza, pesca y recolección. Sin embargo, poseen conocimientos profundos acerca de las propiedades curativas de las plantas de su entorno.

La persona que redactó este artículo en National Geographic no atacó a Electrobras por ayudar a la gente de las comunidades indígenas;  pero sí expresó puntos de vista que dejan mucho qué pensar. Por ejemplo, en lugares donde el cauce del río fue desecado por causa de los embalses, los mismos indígenas que antaño subsistían de la pesca y caza de animales de la región, al ver su hábitat destruido por la deforestación y la invasión de colonos, tuvieron que salir a la "civilización" (un entorno urbano para el que no están preparados y donde se les discrimina por ser indios) para ganar dinero y así acudir al supermercado a comprar víveres.

Además, dice el autor, la vegetación anegada produce metano, fuerte contaminante ambiental. Al talar grandes extensiones de bosques y modificar el curso natural de los ríos, muere una significativa cantidad de especies vegetales y animales, alterando también el estilo de vida de los pueblos originarios del lugar. Puede surgir problemas debido al gran número de obreros que se trasladan a ese sitio a trabajar para la hidroeléctrica, grupos humanos con una idiosincrasia y modo de vivir totalmente diferente a los moradores de la comunidad.

¿Cuánto cuesta, social, económica, cultural y ambientalmente, la construcción de hidroeléctricas y minas a cielo abierto en un país? ¿Y cuánto cuesta el no hacerlo? Desempleo o destrucción ambiental. Escoger una cosa u otra. Es difícil observar a un grupo grande de panameños, gente que merece oportunidades, con sueños, metas e intereses, cuya familia merece un mejor futuro y con grandes habilidades y conocimientos, pasar por desempleo o subempleo, pudiendo tener un empleo digno - al menos, mientras dure el proyecto hidroeléctrico o minero. Pero también es deprimente constatar la extinción de especies amenazadas, la contaminación de las aguas y la destrucción de un paisaje prístino, mientras se fuerza a los moradores de una comunidad a renunciar a sus heredades por una cantidad ínfima de dinero.

Los indígenas panameños continuarán protestando en las calles, algunos sinceramente involucrados en la defensa de sus tierras ancestrales y otros movidos por razones políticas. Sin embargo, la disyuntiva entre progreso y conservación ambiental seguirá siendo un tema que desatará opiniones encontradas entre los ciudadanos panameños.