domingo, 29 de agosto de 2010

Disturbios en Bocas del Toro.

Al ver por televisión las imágenes de los hechos acontecidos en la hermana provincia de Bocas del Toro a fines del mes de Julio, no pude menos que dolerme de lo que pasó.

Personas que perdieron la visión de uno o ambos ojos, gente temporalmente secuestrada, panameños que murieron y grandes pérdidas económicas por los destrozos materiales: automóviles quemados y comercios destruidos y saqueados. Esto, sin mencionar las condiciones en que quedó el aeropuerto y los bancos de la localidad, llenos de piedras y con las ventanas hechas añicos.

Es muy triste esto último, porque Bocas del Toro se había posicionado firmemente como uno de los lugares con mayor atractivo turístico, pero luego de haber vivido ese clima de inseguridad y haber visto las condiciones en que quedó el aeropuerto, es normal que los extranjeros desistan de su empeño de visitar esa provincia.

¿Cómo pasó esto? Ninguna de las partes asume la responsabilidad. Nuestro gobierno culpa a los sindicatos y los sindicatos satanizan al gobierno. ¿A quién se le cree? ¿Quién tiene la razón?. Yo creo que no se trata de tener la razón, porque ambas partes la tienen, hasta cierto punto.

El pueblo ve con malos ojos a los movimientos populares liderizados por gremios como FRENADESO, SUNTRACS y los sindicatos que surgen de sectores largamente oprimidos por parte de las clases privilegiadas (fincas bananeras y productoras de caña de azúcar), pero, lo cierto es que sin estas luchas, no se habrían alcanzado beneficios para la gente pobre en todas las áreas: salud, educación, alimentación, vivienda, entre otras. Sin una voz valiente que señale los errores de nuestros estadistas, estaríamos a merced de legislaciones inconvenientes para los intereses de la mayoría. El problema es cuando las cosas se salen de control y comienza el vandalismo y el oponerse a todo lo que los gobiernos de turno hagan, sea bueno o malo.

Por otro lado, no me cabe en la cabeza que TODA la "Ley Chorizo" sea mala y que nuestros gobernantes hayan obrado de mala fe al imponerla. Ciertas personas que saben de leyes entresacaron algunas cosas positivas que contiene dicha ley y la presentaron a los medios de comunicación masivos para el conocimiento de los afectados. Sin embargo, coincido con algunos periodistas en que nuestros gobernantes, luego del desastre de Bocas del Toro, deben tomar estos hechos como una oportunidad para eliminar los métodos para reprimir multitudes con perdigonazos y plantearse nuevas alternativas para el control de multitudes que no deje padres de familia discapacitados de por vida.

Pienso que ambas partes deben proceder con cordura y con respeto, recordando siempre que no son el centro del universo y que con comunicación se puede lograr mucho. Como bien lo señaló Benito Juárez, "el respeto al derecho ajeno es la paz".