martes, 22 de marzo de 2011

La despedida a un grande.

El sábado por la tarde escuché la noticia que había fallecido el político panameño Guillermo Ford (1936-2011). Me sentí impactada, pues no esperé que su cita con el destino llegase así, tan de repente, sin embargo, me fue inevitable recordar...

Mi mente me transportó a fines de los años ochenta, cuando el equipo conformado por Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford (apodado "Billy" y también "Gallo ronco", debido a que era uno de los fundadores del partido político Molirena - cuya bandera exhibe un gallo - y poseía un timbre de voz algo grave) ganó las elecciones a la presidencia, en pleno régimen dictatorial del General Noriega. Los grupos leales al régimen salieron armados de varillas de hierro y otras barbaridades a atacarlos, a Endara le dieron en la cabeza, lo que motivó su inmediata hospitalización y a Ford lo hirieron de tal manera, que su camisa blanca quedó manchada de sangre. Y esa foto le dio la vuelta al mundo, sensibilizando a las demás naciones acerca de la triste situación por la que pasábamos los panameños en aquel entonces.

Más de veinte años después, yo no soy la única que recuerda. Estuve observando por televisión el sepelio de Ford y jamás esperé que tantos panameños acudieran a sus honras fúnebres. Decenas y decenas de personas abarrotaban las calles arrojando flores al carro del benemérito cuerpo de bomberos que transportaba sus restos por las calles de la capital. Muchos de ellos portaban pañuelos blancos y sonaban pailas, como en los tiempos en que la Cruzada Civilista protestaba en contra de las arbitrariedades del régimen de turno. Gritaban aquella famosa frase que Billy Ford popularizó: "Esta cosa se acabó!" (refiriéndose a la dictadura militar) e incluso algunos exhibieron sus añosos pañuelos con las consignas de aquel tiempo.

Independientemente de las convicciones políticas de cada uno, nadie puede negar que Ford fue un hombre valiente, que le plantó cara a un régimen opresor durante una de las noches más negras de nuestra historia patria, un hombre con principios e ideales. Prueba de ello, a la misa de cuerpo presente acudieron los ex-presidentes de oposición, el Dr. Ernesto Pérez Balladares y Martín Torrijos Espino, quienes haciendo gala de gran caballerosidad, resaltaron las cualidades del finado ante las cámaras periodísticas. También, la ex-presidente Mireya Moscoso y la viuda del finado ex-presidente Endara, Ana Mae Díaz lucían profundamente conmovidas.

Probablemente, don Billy nunca imaginó a cuántos corazones tocó con su trayectoria y sus ideas. Tal vez nunca creyó que el día de su sepelio habrían tantos coterráneos llorando y recordándolo tal como lo que fue: alguien que sirvió bien a su patria. Pero si estoy segura de algo, es que debemos ser agradecidos con las personas que nos sirven en vida y no esperar que la muerte silencie sus voces para entonces manifestarles nuestra gratitud.