viernes, 24 de junio de 2011

Violencia en David.

Nací el 26 de Agosto de 1976 en la mágica ciudad de David, cabecera de la provincia chiricana. Mi infancia transcurrió feliz, entre el tiempo de clases en el pueblo de Volcán, durante la temporada lluviosa y las vacaciones en mi ciudad natal, a lo largo de la estación seca. En realidad, los recuerdos veraniegos acumulados durante mi niñez hablan de las altas temperaturas características de David, paseos de fin de semana a un curso natural de agua cerca del Colegio Francisco Morazán y una que otra visita al muelle de Pedregal, a mirar los barcos. Y, sobre todo, mucho viento, especialmente en Enero.


La delincuencia existe desde que el primer hombre, Adán, pecó y nos heredó una naturaleza humana contraria a la voluntad de Dios, por eso, pienso yo, lo malo se aprende fácilmente y lo bueno es difícil de practicar. Sin embargo, la sociedad se ha corrompido de una manera terrible de unos cuantos años a esta parte. Por ejemplo, ya mi familia no considera sensato pasar una tarde dominical en Puerto Pedregal, pues temen a la delincuencia.


Pero, ¿será que no existían maleantes cuando mi mamá y mi hermano íbamos a Pedregal? Absurdo, igual que suponer que antes no se contaminaba el riachuelo que pasa por el Morazán. Antes, uno se bañaba en cualquier río, ahora están secos debido a las hidroeléctricas o con el cauce disminuído y súper contaminado, arriesgándose uno a que le salga una erupción cutánea, o recibir un disparo de un pandillero. Y cada día aumenta el número de urbanizaciones, nos estamos quedando sin agua, sin árboles, sin animales.


Un reconocido periodista chiricano se quejó en el noticiero de Ramón Cano Mojica de que el centro de David por las noches está plagado de hombres que se prostituyen, al punto en que lo comparó con "la 4 de Julio" de la capital. Y no solamente eso, tiroteos con víctimas fatales, tráfico cada vez más lento, encarecimiento de la vida, inseguridad, violencia doméstica y muchas otras cosas que antes eran ocasionales, ahora son el pan de cada día. Pregunto: ¿qué le pasó a mi David?


Sin duda alguna, el aumento demográfico agravado por la triste situación de personas que abandonan sus pueblos y emigran a David para obtener un empleo, es uno de los detonantes, aparte de la tan cacareada crisis de valores, de la que mucho se habla, pero poco se hace, porque nadie parece interesado en cambiar su estilo de vida o admitir que quizá se equivocó en algo. Después de todo, si empiezas a dar un consejo diciendo "la Biblia dice..." la gente te mira como si fueras uno de esos fanáticos locos que inducen a la gente a suicidarse o cosas peores.


Los problemas sociales no tienen una única solución lineal y no existe una panacea para acabar con la escalada de violencia, narcotráfico y contaminación por la que atraviesa la provincia chiricana. Pero creo con sinceridad que cada uno puede y debe poner un granito de arena cambiando su manera de pensar y actuar, pidiéndole al Señor la fortaleza para ser tolerante con los demás y teniendo la valentía de ser diferente.