domingo, 1 de enero de 2012

2012, un excelente año para ti y para mí.

Desde hace algún tiempo, he escuchado con frecuencia que el mundo en el que vivimos se va a acabar el 21 de diciembre de 2012. Personas que han tenido el privilegio de estudiar las civilizaciones antiguas, han llegado a la conclusión que las profecías mayas y de otros grupos humanos que alcanzaron un gran desarrollo, apuntan hacia un final de los tiempos para este año.

En realidad, las cosas no andan bien. Demasiados pobres, poquísimos ricos, destrucción de los recursos naturales, cambio climático mundial, amenazas de guerras, sequías y hambrunas, abandono de los valores religiosos y cívicos, agitación política y social, desintegración familiar, consumismo y materialismo, contaminación ambiental, agotamiento de las reservas de agua potable, encarecimiento del petróleo... todos son hechos irrefutables que nos llevan a cuestionarnos si nuestro planeta estará en peligro y no me refiero solamente a la civilización occidental; sino a toda la raza humana.

Sin embargo, también recuerdo las palabras de nuestro Señor Jesús: "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" MATEO 24:36, 35. El hecho de que la avanzada civilización maya haya ideado su calendario para que la "cuenta larga" finalice en determinada fecha no implica que nos espere una catástrofe para ese día.

También hay que recordar las últimas palabras de Jesucristo a sus apóstoles antes de ascender a los cielos: "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" HECHOS 1:7-8.

Ahí está. No estamos llamados a predecir con exactitud el futuro, porque eso es potestad soberana de Dios Padre. Por eso han salido tantas personas creyendo que Dios les habló y predicen el fin de los tiempos para una fecha específica (y, gracias a Dios, han fallado estrepitosamente). Hay que enfocarse en hacer la voluntad de Dios en la tierra, para eso tenemos al Espíritu Santo, porque cuando tratamos de profetizar el futuro con detalles, lo que hacemos es meternos en terreno que no nos corresponde: solamente el Señor tiene control del destino de la humanidad.

Así que, aunque los mayas y otros grupos humanos muy avanzados hayan o no profetizado el final de los tiempos para esta generación, lo cierto es que solamente nuestro Padre celestial conoce la fecha exacta de sus juicios y del fin de este mundo. "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz". 2 PEDRO 3:8-9, 13-14.

Por lo tanto, declaro con fe que este nuevo 2012 será un año en el que veremos la gloria de Dios y en el que alcanzaremos muchas bendiciones si nos sometemos a su santa voluntad. Que profeticen las catástrofes que quieran, mas el pueblo de Dios debe estar seguro de que, como dijo Jesús, Él estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, así que, ¿para qué temer?.