Con un saldo, hasta la fecha, de nueve personas fallecidas, cinco heridas y miles de afectadas por las inundaciones de estos últimos días, no me queda más que decir que este es un tiempo en el que la solidaridad y la generosidad son puestas a prueba.
Es muy triste constatar que provincias tan productivas y llenas de hermosos paisajes, como Bocas del Toro y Chiriquí, se encuentren ahora devastadas por las poderosas fuerzas de la naturaleza, y hayan personas padeciendo hambre, con sus vestimentas mojadas, lamentando las pérdidas materiales.
Mis sinceras condolencias para los familiares de aquellos que pasaron a mejor vida y mis ánimos para todos los panameños y extranjeros que están apoyando en la medida de sus posibilidades con ayuda humanitaria para restablecer el bienestar de esos que están viviendo momentos tan difíciles.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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