lunes, 15 de enero de 2018

Los carbohidratos y las proteínas.

Durante mucho tiempo, creí en la sabiduría popular que afirma que, entre más frutas se consuman, mejor para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Los ayunos de frutas, reemplazar las comidas por una mezcla de jugos de frutas, recurrir a ellas como refrigerio o postre... ahora está tan de moda las dietas a base de frutas, que muchas personas (incluida yo), las hemos constituido la base de nuestra alimentación.

Recuerdo que una vez, mientras estuve en el gimnasio, un compañero de entrenamiento aconsejaba a una chica que quería perder peso, le decía que no ingiriese frutas en la cena, porque aunque fuese un producto natural, igual era azúcar. Que mejor se comiera una ensalada verde.

En aquel tiempo, aquello me pareció extraño y lo rechacé de plano. No podía ser. Incluso, llegué a leer un libro de un médico estadounidense que criticaba la Dieta Atkins y recomendaba ampliamente los carbohidratos no industriales: frutas, cereales y hortalizas.

Sin embargo, a medida que he leído e investigado (además de experimentar en carne propia los efectos de mis buenas y malas decisiones en cuanto a lo que como), me he dado cuenta que, en realidad, el exceso de carbohidratos y la poca proteína tienen un impacto tan negativo en la salud como todos los desequilibrios.

El exceso de azúcares no solamente es responsable de problemas de hiperglicemia, también tiene un enorme peso en la producción excesiva de triglicéridos en sangre y acumulación de grasa visceral;  lo cual a su vez, tiene otras consecuencias negativas para la salud en general.

Por muchos años, se creyó que la grasa era el chico malo de la película y la gente comenzó a evitar las frituras y los cortes de carne grasosos;  sin embargo, sigue habiendo personas con exceso de peso, síndrome metabólico, falta de energías y un perfil lipídico desastroso. Por no mencionar un aumento en los casos de diabetes.

Artistas famosos han abrazado una dieta de vegetales y proteínas, eliminando frutas y azúcares refinados, así como los productos industriales elaborados con harinas blancas refinadas, colorantes y saborizantes artificiales. Y uno ve esos rostros bellos y cuerpos tonificados en el gimnasio y se siente tentado a hacer lo mismo que ellos... hasta que ve estudios en los que se correlaciona el exceso de proteínas con problemas renales. Ser hermoso físicamente no es garantía de buena salud. Además, la fibra de las frutas es tan necesaria como la avena, la linaza y otra multitud de alimentos naturales que colaboran con la salud intestinal. Verdad que uno no quisiera ser esclavo de los laxantes o suplementos de fibra soluble e insoluble.

Yo sigo desayunando con frutas. Es costumbre de vida y no pienso renunciar a ellas. Pero ahora comprendo que todo en exceso es malo y que hay que planificar cuidadosamente lo que se come, para no caer en extremos que causen desequilibrios en nuestro cuerpo.