Y después de Carnavales, ¿qué?.

Los Carnavales constituyen una fiesta anual que mueve dinero en la economía nacional. Son muchos los panameños que aprovechan estos días para salir de la ciudad capital y trasladarse al interior de la república para estar al lado de su familia o bien para participar de las festividades locales. Luego de un año trabajando duro, se considera lógico que la gente quiera escapar por unos días de la rutina diaria.

Playas, ríos, visitas a familiares y viejos conocidos, comer fuera de casa, eventos sociales, desfiles... al hablar de época de carnavales, son muchas las opciones que tienen las personas para divertirse. Pero no todos tienen la sabiduría para utilizar su tiempo libre de una forma productiva.

Cuando todo acaba, ¿qué queda? ¿deudas? ¿dolores de cabeza o enfermedades? ¿embarazos no deseados? ¿o la sensación de que pudimos haber hecho algo mejor?.

Año tras año, las estadísticas que hablan sobre el incremento de casos detectados de personas con VIH y enfermedades de transmisión sexual, nos indican que un sector de la sociedad panameña hace caso omiso de las recomendaciones de los especialistas en salud, que nos advierten sobre el peligro de la promiscuidad y las relaciones sexuales sin protección.

Peor aún, no faltan quienes, a sabiendas que tienen hijos en edad escolar, prefieren utilizar el dinero en parrandas efímeras, en lugar de invertirlo en todas aquellas cosas que necesitan los estudiantes para comenzar las clases bien equipado(a)s.

La diversión es una parte importante en la vida de toda persona, pero debemos escoger una actividad para pasarla bien sin perjudicar a nadie, mucho menos, a aquellos que confían en nosotros.

Como dije antes, los carnavales mueven dinero e inyectan energía financiera a muchos lugares poblados de nuestro país; pero bajo ninguna circunstancia podemos permitir que los valores éticos y morales sean pisoteados por conductas vergonzosas que, tarde o temprano, tienen su costo en nuestras finanzas, en nuestra vida familiar y en nuestra salud.