sábado, 5 de noviembre de 2011

Feliz cumpleaños, Panamá.

El jueves 3 de Noviembre se cumplieron 108 años de la separación de Panamá de Colombia. Como todos los años, hubo desfiles por las calles, manifestaciones folclóricas y un gran despliegue de seguridad. Niños, jóvenes y adultos vistieron sus mejores galas para rendir honor a la Patria, ante los ojos de las autoridades, incluso la Ministra de Educación, Lucinda Molinar, bajó del palco para intercambiar pasos con uno de los integrantes de una de las famosas bandas independientes.



Una vez culminados los desfiles del aniversario de separación y de Día de la Bandera, 4 de Noviembre, el pueblo colonense festeja hoy (tengo entendido que el 5 de Noviembre es libre para todo servidor público o privado de aquella importante ciudad, a diferencia del resto del país).



Al respecto, un periodista chiricano se dirigió hoy por la radio al público de mi provincia para comentar la importancia del papel desempeñado tanto por estadounidenses como de patriotas colonenses en la gesta separatista del 3 de Noviembre. Narra aquel locutor que consultó un libro en el que se testifica de la importancia que tuvieron las maniobras de quienes administraban el ferrocarril en el engaño y retraso del avance militar colombiano hacia la ciudad capital.



Luego, siguió contando acerca de la detención de los generales Tovar y Amaya, cómo el general Esteban Huertas cambió de bando y la intervención estadounidense a favor nuestro. El supuesto soborno a los militares colombianos, conspiración de asesinato en alta mar y el hecho de que el día 3 aún buena parte del territorio panameño seguía bajo control colombiano; cuestión que realza el 5 de noviembre como una fecha con la proclamación definitiva de la separación.



Es interesante observar cómo los historiadores hurgan en documentos añosos, algunos con escritura inenteligible e investigan tratando de esclarecer qué fue lo que en verdad ocurrió en acontecimientos históricos que damos por sentados y que no cuestionamos tal como nos lo presentan los libros. Algunos de ellos invierten bastante tiempo y considerables sumas de dinero con tal de confirmar o refutar una hipótesis acerca de un hecho histórico.



Imposible a estas alturas saber con exactitud cómo pasaron las cosas. Pero, independientemente de lo que aconteció - si de verdad hubo una mancha en las actuaciones de nuestros próceres o no - como panameña solamente sé una cosa: que cada 3, 4, 5, 10 y 28 de noviembre honramos a un país pequeño al que amamos con pasión y que se merece que cuidemos los recursos naturales (plantas, animales, suelo, aire y agua), que convivamos con respeto y tolerancia y que trabajemos con honestidad todos los días para hacer de él un lugar mejor.



Nuestros próceres merecen nuestro respeto, por cuanto ejecutaron decisiones que nosotros probablemente hubiésemos vacilado en tomar. Después de todo, ¿cómo reaccionaríamos en aquellas circunstancias?