domingo, 1 de febrero de 2009

Como las águilas en las alturas

La semana pasada, pude observar en una película el extraño caso de un águila que olvidó su identidad y pasó gran parte de su vida en un gallinero.

Resulta ser que un ex-grandes ligas, campeón jonronero, ya abuelo, visitó la casa de un granjero y su nieta de corta edad descubrió una anomalía en el gallinero: ¡un águila!. El granjero le explicó que sus hijos descubrieron el ave en un nido, todos los huevos estaban rotos y los animalitos habían abandonado el refugio; pero el aguilucho, por no querer volar, se había quedado en el nido. Los chicos se apoderaron del aguilucho y lo trajeron a casa, donde fue a parar al corral de las gallinas. El águila creció hasta llegar a ser un adulto, pero nunca voló, pues se identificaba con los pollos y hasta se comportaba como ellos.

El jugador de beisbol retirado recordó entonces que, cuando era niño, nadie quería jugar con él, por su torpeza y apariencia física. Su padre siempre lo estimuló y le decía que siempre tenía que mirar hacia donde quería lanzar la bola, siempre hacia arriba, cada vez más alto. Sufrió mucho rechazo debido a sus fracasos, lo abucheaban y no querían que él fuese parte de ningún equipo. Su padre le decía: apunta más alto, cada vez, más alto. Hasta que un día, ante un estadio lleno, colocó un jonrón que le valió los aplausos del público y el respeto de los compañeros, y fue cosechando triunfos hasta que ganó confianza en sí mismo y llegó a ser jugador de las grandes ligas.

Al recordar todas estas cosas, le ofreció al granjero una suma de dinero a cambio del ave, pues pensaba enseñarle al águila que su lugar en esta vida no era abajo, con las gallinas, sino en las alturas. Este trató de disuadirlo, sin embargo, cedió y el trato se hizo.

En compañía de su nieta, el grandes ligas retirado llevó el águila a un llano retirado y le ordenó al pájaro que volara. Lógicamente, el águila se fue de bruces. Incluso la niña no tenía fe en que el ave lo lograría y le comentó a su abuelito que dejaran las cosas como estaban. Pero el sabio hombre cargó con el águila, montaña arriba y cada vez que se caía, la llevaba más alto. Sí, cada vez más alto... hasta que el animalito recordó quién era y cuál era su misión en la vida. Fue entonces cuando remontó el vuelo, y lo hizo de forma tan majestuosa, que nadie hubiera pensado que esta águila había estado en una condición miserable durante toda su vida.

¡Cuántos seres humanos viven en esta condición durante todas sus vidas! Se habitúan al rechazo, al fracaso, a la mediocridad, al "no puedo" y subsisten día tras día sin desarrollar sus talentos, sus habilidades, la inteligencia que Dios les dio. Buscan la compañía de perdedores, los imitan y creen la vida es solamente esto, sin pensar que su lugar está en las alturas.

Amigo o amiga que lees estas líneas: el águila se cayó varias veces. Nadie - excepto el jugador de béisbol - creyó que lo lograría. Sufrió burlas, críticas, desaires... pero lo intentó varias veces antes de triunfar. ¡No te desanimes! Rodéate del apoyo de gente que crea en ti, y haz caso omiso de las personas malintencionadas.

Recuerda, tu lugar es en las alturas.