martes, 16 de junio de 2009

Infidelidad: ¿Se justifica o no?

Me contaba un amigo el otro día que él se daba cuenta a veces de que ciertas conocidas suyas "se portaban mal" con sus esposos. Él se daba a la tarea de averiguar el porqué de la infidelidad y resultaba ser, según me decía, que los esposos se lo tenían bien merecido. "Bien hecho", me decía mi amigo.

Se esgrimen muchos argumentos a favor o en contra de la fidelidad conyugal. Se dice que, cuando un hombre o una mujer buscan a alguien fuera del sagrado vínculo del matrimonio, es porque tiene una necesidad que no ha sido suplida. Necesidades que van más allá de lo meramente sexual: necesidad de ser escuchado(a), de cariño, de romance, de desahogarse de la tensión diaria o de un problema palpitante, de huir - aunque temporalmente - de un matrimonio desastroso, de esos pequeños detallitos que todo ser humano aprecia.

Independientemente de cuál sea el motivo, lo cierto es que muchos hombres y mujeres casados o unidos ven la infidelidad como una salida a su situación actual. ¿Meditan en las consecuencias si sus hijos o cónyuges se enteran? ¿En las enfermedades de transmisión sexual? ¿Trataron de arreglar las cosas "por las buenas" con sus parejas antes de cometer estas acciones? Qué impacto tiene la infidelidad en un hogar (sea que la pareja se entere o no)?

Existen sinvergüenzas patológicos que engañan sin motivo. Así como también, trastadas que tienen arreglo si ambas partes (esposo y esposa) ponen su grano de arena para que los problemas se subsanen, la relación sobreviva y se fortalezca - si es que en verdad se aman y les importa salvar su matrimonio.

Para mí, la clave está en la comunicación, en la sinceridad y en el respeto. Si faltan estos tres elementos, por mucho amor que haya, tarde o temprano las heridas sin sanar harán mella en la relación.