domingo, 10 de abril de 2016

Sobreponiéndose a la adversidad.

A principios del año pasado, concursé para traslado a otra ciudad y me gané esa vacante, porque yo era la que mayor puntaje tenía en todas las plazas de trabajo en las que competí. Durante todo este tiempo estuve bendiciendo al Señor y dándole gracias por la oportunidad de laborar en mi provincia, cerca de mis hijos gemelos, actualmente de diez meses de edad, y de mi abuela, mi mamá y de mi esposo.

No obstante, al entrar a mi nuevo sitio de trabajo, me percaté de que acá las exigencias son mayores, primeramente, porque tengo que viajar todos los días durante dos o tres horas ida y vuelta, aproximadamente, puesto que es una comunidad alejada de mi hogar, con todo el estrés y el cansancio que esto implica. Además, la administración es mucho más exigente que allá donde estaba y el Estado Panameño me quitó 100 balboas de mi sueldo porque ahora no estoy en difícil acceso. Pensé que acá ahorraría más y ha sido lo contrario.

Sin embargo, aún cuando las cosas no marchen como tenía planeado, yo estoy agradecida con el Señor. Todos los días, Él guarda mi vida y la de mi familia y nos ayuda a vencer en toda circunstancia adversa que se presente. Incluso, sin el apoyo de los demás, enfrentando incomprensión de todos lados, el Señor está ahí, como poderoso gigante, liberándonos, sanándonos, edificándonos, consolándonos en todo aspecto.

La Biblia nos enseña que Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, dijo que "en el mundo tendréis aflicción;  pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Dios no nos prometió estar sin problemas ni necesidades en el mundo, pero su Espíritu Santo nos consuela en medio del dolor, de las luchas, de la prueba, de la tentación y nos libra de todo mal.

Así que, aunque las cosas no nos salgan como queremos, el Señor cumplirá su propósito en nosotros y guardará nuestras almas, edificándonos sobre una fe más valiosa que el oro y dándonos la victoria. Acerquémonos confiadamente al trono de su gracia a obtener oportuno socorro y descargar toda nuestra ansiedad en Aquel que es poderoso para librarnos.