martes, 22 de diciembre de 2009

El mundo está lleno de ingratos (y de tontos también).

A María José todo el tiempo "la agarran de congo" (o de conga, como quieras). Presta dinero, no se lo devuelven. Hace favores, no se los agradecen. Se sacrifica por gente que no valora lo que hace. Luego se queja de que no ahorró lo suficiente y deberá esperar un año más para terminar aquella carrera universitaria.

El mundo está lleno de "avivatos", gente que finge amor o amistad y utiliza a los demás para su propio beneficio, pero que en realidad no tiene el más mínimo interés en mostrar gratitud hacia su benefactor o benefactora.

Los amantes por lo regular le sacan plata a sus parejas, lo(a)s buscan solamente para su satisfacción sexual y para que les compren lo que quieren. En las casas de estudio, los menos aventajados se pegan del más inteligente o aplicado. Los padres de los niños buscan compadres y comadres con dinero e influencia. Los pobres traban amistad con los ricos y así sucesivamente.

Pero así como existen los avivatos, están los tontos, que se dejan manipular de sus hijos, familiares, cónyuges, amantes, amigos, compañeros de trabajo o de estudio, vecinos y otros. No tienen iniciativa para decir: "ya basta, me estás haciendo daño". Tienen temor de ser desaprobados por la persona manipuladora o por la sociedad. Esto se ve sobre todo en las mujeres, porque se nos condiciona desde pequeñas a soportar más de cuatro cosas en nombre de la paz y la armonía familiar y el buen nombre ante la sociedad.

Todos los años me propongo a decir no a ciertas cosas. Y todos los años fallo. Pero creo que tú y yo podemos hacer de este mundo un mejor lugar, ya no como víctimas ni como abusadores, sino como seres humanos valiosos que vivimos y dejamos vivir.