Al
término de siete partidos, el equipo de béisbol de Bocas del Toro venció a la
novena de Panamá Metro y se coronó campeón nacional en esta disciplina en 2012.
El último encuentro finalizó pasadas las dos horas de la madrugada, con toda
una provincia pendiente de la actuación de su equipo, el cual llevaba 51 años
sin obtener un campeonato nacional.
Como
chiricana residente en la hermana provincia de Bocas del Toro, por razones de
trabajo, sinceramente, me alegré con cada triunfo y sufrí con cada victoria del
equipo bocatoreño. Obviamente, apoyaba a la selección de Chiriquí; no obstante,
mi equipo fue eliminado y decidí mostrar mi simpatía por la provincia que me
acogió.
Como
no tengo televisor en la pieza que alquilo, aquella noche dominical del séptimo
partido, me acosté a dormir temprano, sin embargo, no pude dormir y me invadió
la zozobra. Mis oídos se aguzaron escuchando las reacciones de los vecinos, yo
sabía que los aplausos y gritos de euforia indicaban que "los
tortugueros" estaban tomando ventaja.
Y
es que, realmente, el fanático bocatoreño (hombres, mujeres, adolescentes y
niños) jamás perdió la fe en que su selección ganaría el campeonato de béisbol.
Era un ambiente increíble entrar a un autobús después de ciertas horas y
observar a los transportistas con la emisora narrando el desarrollo del
partido: no se escuchaba sonido alguno, todo el mundo en silencio oyendo a los
comentaristas deportivos.
Una
vez finalizado el homenaje a los campeones, miré a mi alrededor y me puse a
reflexionar muchas cosas sobre la tierra bocatoreña y sus habitantes. Y es que
Bocas del Toro es una provincia enormemente productiva, con sus plantaciones de
cacao, plátanos, banano o guineo, como quieras llamarle y muchos rubros más.
Tierra
de gente amable y cariñosa. De gente trabajadora y sufrida. Gente que no me
discriminó ser chiricana y en donde he hecho grandes amistades, a pesar de no
tener parientes cercanos residiendo en el área.
En
conclusión, Bocas del Toro es más que tortugas, bananales y lindas playas. Es
calidad humana y una tierra de campeones.