domingo, 8 de junio de 2014

Comentarios breves de medio año.

A un mes de terminar mi carrera universitaria, he hecho un alto para evaluar algunas circunstancias que me rodean y hacer comentarios breves acerca de estas situaciones, sin ánimo de ofender a nadie.

1. Mi escuela, por la misericordia de Dios, entregó en la última semana de mayo el borrador del proyecto de autoevaluación institucional. Recuerdo que los supervisores se quejaron de que la gran mayoría de los educadores se han metido en eso, no porque estén interesados en mejoras reales a sus planteles, sino solamente por el aumento de B/.300.00. Yo, por mi parte, estoy interesada en mejorar la calidad de la educación que imparto y me fascina la investigación, a tal punto que en el futuro quisiera especializarme en eso;  sin embargo, todavía estoy escéptica. ¿Qué consecuencias tendrá el no cumplimiento del proyecto? ¿Tendrá el Estado la capacidad y la voluntad de pagarnos ese aumento, máxime cuando el 1 de julio asume el cargo otra administración? ¿Intentarán privatizar la educación panameña? Todas esas son cosas que tal vez mis colegas no analizan.

2. Hablando de cambio de administración, se ha comentado mucho que en estas elecciones ocurrió algo irregular y hay muchas personas inconformes con los resultados, sobre todo, con las impugnaciones. Verdad o mentira, solamente puedo a citar al profeta Daniel, quien bajo inspiración divina afirmó que es Dios quien quita reyes y pone reyes, así que si Varela ganó la presidencia, fue el designio de Dios para cumplir sus propósitos con el pueblo panameño. Incluso los presidentes, dictadores, reyes, primeros ministros y otros gobernantes, que han sido malos, sirven para los propósitos de Dios porque hacen que el pueblo de Dios, los cristianos, dependamos de Dios en ayuno y oración para que las cosas mejoren y caminen bien. Hay que recordar que Romanos 13 inculca en el cristiano la necesidad de orar por las autoridades y bendecirlas para que haya paz, independientemente si el gobernante de turno es satanista, masón o ateo. Antes, cuando yo no conocía la Palabra del Señor, era muy crítica y no respetaba a las autoridades, pero ahora que conozco las Escrituras, sé que mi labor como cristiana no es burlarme de los alcaldes, representantes, diputados, ministros o presidente, sino orar y bendecirlos, porque si ellos administran bien, todo el país recibirá los beneficios.

3. En ese orden de ideas, me entristece mucho, mucho, mucho, la actitud de la gente hacia el Señor y su Palabra. Quieren que Dios se acomode a sus ideas, tradiciones, crianza, cosas que les inculcó su familia. Son cristianos, porque creen en Cristo, pero no son cristianos bíblicos, porque toman de la Biblia solamente lo que les gusta o está de acuerdo con sus doctrinas, y rechazan los demás preceptos que el Señor estableció para beneficio de nosotros mismos. Tengo una parienta política que padece de una enfermedad crónica, ella, su esposo y sus hijas gastan mucho tiempo y dinero - por no mencionar el sufrimiento que sus constantes enfermedades conlleva - en atención médica y medicamentos. Yo estoy plenamente convencida de que el Señor los puede restaurar en todas las áreas de sus vidas (la salud, sus finanzas, sus relaciones, todo), pues yo así se los he testificado, pero ellos han decidido darle la espalda a las cosas de Dios. Buscan a Dios a su manera, se conforman con lo que su religión les dice y olvidan que en los diez mandamientos (Éxodo 20) se prohíbe el uso de imágenes. Y ahí están, como muchos, sufriendo innecesariamente en esta vida y con la expectativa de condenación y juicio eterno, porque en Apocalipsis se establece con toda claridad que ningún idólatra entrará en el reino de los cielos.

4. ¿Para qué aferrarse a cosas que lo perjudican a uno, pudiendo tener una vida de victoria al rendirle nuestro corazón a Jesucristo? La gente piensa que uno tiene que hacer un sacrificio grande, como ponerse una corona de espinas o torturarse uno mismo para que Dios se digne en atender nuestras peticiones. Tienen tan poco conocimiento de las promesas del Señor que dicen: "Dios, dame salud y lo demás lo resuelvo yo solito", que no saben que es Dios quien provee TODAS nuestras necesidades y no solamente eso, sino que está deseoso de que le pidamos con un corazón contrito y humillado, Él desea que dependamos de Él para todo, porque nuestro Señor Jesús dijo que quien no se hace como un niño, no entrará en el reino de los cielos. ¡Un niño no le dice a su papá: "dame trabajo y todo lo resuelvo solo, sin molestarte"! Lo único que el Señor nos pide por todas estas promesas de sanidad, restauración espiritual, prosperidad y victoria es que le amemos a Él y a nuestros semejantes y que le sirvamos con un corazón sincero. Pero a la gente no le gusta que le hablen de rectitud, es más fácil alegar que la Biblia se contradice, que fue escrita por hombres y no por Dios, que la gente que va a la iglesia son unos hipócritas y que nadie ha subido a los cielos y bajado para saber que lo que está en las Escrituras es verdad. A esto, yo respondo que sin santidad nadie verá al Señor y que Él dice que debemos ser santos como Él lo es. Ser santo no es vivir encerrado en un mundo de fantasía, sin hablar con nadie;  ser santo es seguir los mandamientos del Señor, independientemente de que nos gusten o no. Apartarnos del pecado, aborrecer lo que Dios aborrece y apasionarnos por lo que Él ama. Romanos 6:23 dice "porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús".

En conclusión, quise hacer comentarios breves, pero no lo logré, me extendí un poco más de lo que quería. Sin embargo, lo medular de este mensaje, es que cada día debemos luchar por conservar la salvación que Jesús nos dio con su muerte en la cruz, dejándonos guiar por el Espíritu Santo y escudriñando las Escrituras para que el Señor nos muestre su voluntad. Pedir en oración que se haga su voluntad en nuestras vidas y servirle con un corazón lleno de su amor.