sábado, 27 de octubre de 2012

El adiós a un amor.

Amor. Una palabra tan bonita, que nos hace soñar, pensar en las cosas más sublimes. Un sentimiento que nos vuelve sabios y, a la vez, en nombre del ser amado, cometemos los disparates más inverosímiles, cosas que normalmente no haríamos, en circunstancias normales.

Amor. Tan bello cuando la otra persona te corresponde y tan horrible cuando te dejan. Tan absurdo y tan elocuente. Nos llena el pecho de felicidad y nos hace sonreir con sinceridad. Te hace llorar y desear la muerte. Te hace desear la vida, para volver a ver a la otra persona, aun cuando sabes que ya no te ama, o que, amándote, la relación no puede ser.

Conversé con un transportista el otro día, un indígena ngäbe llamado Rafael. Me decía, con sinceridad, que nunca ha engañado a su esposa. Se casó con ella, engendró tres bellas hijas y no desea nada aparte de ellas, porque las ama de todo corazón. Las respeta y no tiene ojos para otras mujeres. Me sentí profundamente conmovida, porque lo normal para los hombres es tener "un segundo frente" (o, inclusive, un tercer, cuarto o quinto frente... ) y, cuando dialogo con personas como él, siento un inmenso respeto.

Celio Ábrego, otro indígena de la comunidad a la que presto servicio como educadora, también conversa conmigo a veces. Me comentó que lleva 38 años de casado con la misma señora y, al igual que Rafael, nunca la ha engañado, ni tiene otros hijos que no sean con ella. "Yo converso con otras mujeres, pero normal..."

A veces me pregunto qué impulsa a la gente a enamorarse. A ser fiel a su pareja o a serle infiel. Ayer, escuché los lamentos de mi amiga, la cual estando casada se enamoró de un joven uno o dos años mayor que ella. Fueron amantes... pero ella no sabía que él la utilizaba para satisfacerse y para quitarle dinero. Se alejaron luego de algunas diferencias. Ayer, que se encontraba en un apuro de dinero, lo llamó para que la ayudara devolviéndole algo de dinero y el joven se negó. "No puedo, ando con mi novia", fue la respuesta y cerró.

¿Cuánto tiempo durará en cerrarse la herida en el corazón de mi amiga? Hoy la vi y parecía normal, no estaba llorando, ni nada, pero me imagino que sigue turbada. Alguien dirá que se lo merece, por traicionar a su esposo - el cual conozco y es bien promiscuo a pesar de su carita de yo no fui -,  pero lo cierto es que en el corazón no se manda. No quiero juzgarla. Todos dicen que su ex amante es feo, con esa barriga enorme, tatuajes y cicatrices. Pero ella no veía eso, solo sabía que ese cabello negro y lacio era acariciable y la piel broncínea de ese hombre la volvía loca.

Hay que estar un poco loco para amar de esa forma sabiendo que un día se acabará, dejando una cicatriz en lo más profundo del alma. Y sin embargo, día tras día, hombres y mujeres se dejan llevar por sus sentimientos, dándole la espalda a la razón y probando la miel del amor, aunque sea solamente por un instante.

Y aunque las lágrimas rueden por las mejillas cuando uno se tiene que despedir del ser amado, ya sea porque la muerte u otras circunstancias de la vida los separen, yo reafirmo las palabras de mi profesora Carmen, que me dio clases en la UN.A.CHI.: "Si cien veces tengo que nacer, cien veces me enamoraría, porque no hay nada más bonito que eso... ". 

miércoles, 18 de julio de 2012

El indio sin ombligo, un comentario.

Recientemente, tuve la oportunidad de leer EL INDIO SIN OMBLIGO, de Rafael Pernett y Morales, una historia acerca de unos indígenas que no tenían ombligo debido a un dantesco experimento de manipulación genética y los extraños sucesos acontecidos alrededor de los personajes principales.

Desde el primer momento, la lectura me atrapó, pues en el relato figura drama, acción y buen humor. ¡Sí, me reí mucho! Y también aprendí cuestiones relativas a la hermana provincia de Bocas del Toro, específicamente, de Changuinola, que solamente una persona que haya residido la suficiente cantidad de tiempo puede conocer y argumentar. Ejemplo de ello, la explicación relativa a los nombres y números de ciertas fincas, el uso que se le dio a la tierra durante la Segunda Guerra Mundial, el puré de banano, las locomotoras y la decadencia de Almirante luego del traslado de ciertas oficinas a Changuinola (con la apertura de la carretera Almirante - Changuinola).

Rafael Pernett utiliza muchos recursos para mantener el interés del lector, desde datos históricos verídicos hasta comentarios políticos;  desde explicaciones científicas hasta la descripción de ciertas percepciones, tabúes y estereotipos que la sociedad tiene acerca de las razas, ocupaciones y sucesos cotidianos.

Como lo del Jurite: la sociedad tiene la percepción de que los indígenas son flojos y que en las fincas bananeras (o en los altos donde se producen legumbres, como es el caso de mi tierra chiricana) los indios trabajan como animales pero en las comarcas no mueven un dedo aunque les paguen. Pernett aborda la cuestión de los indígenas pedigüeños (que usan a sus niños sucios y despeinados, de carita triste, para vivir de donaciones hechas por trasnacionales, fondos estatales y gente incauta) con mucho sentido del humor, sin herir sensibilidades.

El estereotipo de la mujer maltratada de hecho y de palabra, los sicarios, el marido engañado, los extranjeros propietarios de restaurantes... todo ello con una facilidad asombrosa, que me llevó a reflexionar profundamente sobre el entorno sociocultural y económico actual.

Felicitaciones a don Rafael y que nos siga entreteniendo con estos relatos, no por inverosímiles menos entretenidos.

sábado, 12 de mayo de 2012

Bocas del Toro, Campeón Nacional de Béisbol Mayor 2012.

Al término de siete partidos, el equipo de béisbol de Bocas del Toro venció a la novena de Panamá Metro y se coronó campeón nacional en esta disciplina en 2012. El último encuentro finalizó pasadas las dos horas de la madrugada, con toda una provincia pendiente de la actuación de su equipo, el cual llevaba 51 años sin obtener un campeonato nacional.

Como chiricana residente en la hermana provincia de Bocas del Toro, por razones de trabajo, sinceramente, me alegré con cada triunfo y sufrí con cada victoria del equipo bocatoreño. Obviamente, apoyaba a la selección de Chiriquí; no obstante, mi equipo fue eliminado y decidí mostrar mi simpatía por la provincia que me acogió.

Como no tengo televisor en la pieza que alquilo, aquella noche dominical del séptimo partido, me acosté a dormir temprano, sin embargo, no pude dormir y me invadió la zozobra. Mis oídos se aguzaron escuchando las reacciones de los vecinos, yo sabía que los aplausos y gritos de euforia indicaban que "los tortugueros" estaban tomando ventaja.

Y es que, realmente, el fanático bocatoreño (hombres, mujeres, adolescentes y niños) jamás perdió la fe en que su selección ganaría el campeonato de béisbol. Era un ambiente increíble entrar a un autobús después de ciertas horas y observar a los transportistas con la emisora narrando el desarrollo del partido: no se escuchaba sonido alguno, todo el mundo en silencio oyendo a los comentaristas deportivos.

Una vez finalizado el homenaje a los campeones, miré a mi alrededor y me puse a reflexionar muchas cosas sobre la tierra bocatoreña y sus habitantes. Y es que Bocas del Toro es una provincia enormemente productiva, con sus plantaciones de cacao, plátanos, banano o guineo, como quieras llamarle y muchos rubros más.

Tierra de gente amable y cariñosa. De gente trabajadora y sufrida. Gente que no me discriminó ser chiricana y en donde he hecho grandes amistades, a pesar de no tener parientes cercanos residiendo en el área.

En conclusión, Bocas del Toro es más que tortugas, bananales y lindas playas. Es calidad humana y una tierra de campeones.

lunes, 30 de abril de 2012

El Racismo: ¿está justificado?

Hace poco, abordé un autobús de la ruta David - Changuinola y, para hacer más llevaderas las largas horas de viaje, trabé conversación con un joven indígena. Este señor me contaba que fracasó en su primer matrimonio, con una chica de su etnia y, luego, se enamoró de una mujer blanca, con quien sostenía una relación. Cuando la joven llevó al novio a su pueblo - fronterizo con Costa Rica - para presentarlo a sus parientes, los familiares rechazaron de inmediato al indígena. Le dijeron a la muchacha, delante del pobre hombre: "Oye, qué mal gusto tienes". Y, al servirle el almuerzo, adrede le pusieron un trozo de carne cruda, lo cual provocó una discusión entre ambas partes. Como es obvio, el noviazgo terminó en fracaso.

Chombos, cholos, mudas de cucaracha, paliduchos, amarillos, monos, judíos narizones, árabes hediondos... A lo largo de toda mi vida he escuchado todo tipo de epítetos racistas en contra de negros, indígenas, chinos, blancos y gente de otras religiones y costumbres. Recuerdo que mi piel pálida, cuando estaba en la escuela, me valió un sobrenombre denigrante. Según afirman ciertos activistas, todavía hay discotecas en la ciudad capital que le niegan la entrada a personas de piel oscura. No falta quien desconfía de los negros, pues consideran que son delincuentes. Los hombres negros son maleantes y ladrones. Las mujeres negras son brujas. Los judíos aman el dinero y son tacaños. Los árabes son machistas y malgeniados. Las colombianas son prostitutas y los colombianos son narcotraficantes y sicarios.

Pero, la peor parte se la llevan los pueblos autóctonos de nuestro país. La gente dice que los cholos tienen mal olor, no se bañan, andan piojosos, se comen los piojos, se comen los mocos, son chochinos, asquerosos, son feos y horribles, son idólatras, malagradecidos, recostados, vagos, mantenidos, andan sucios, son borrachos, malapaga, problemáticos... y muchas cosas semejantes a estas.

A veces me pregunto si el orgullo que sentimos por ser Panamá un crisol de razas no será más que una fachada tras la cual escondemos nuestro temor y desconfianza hacia seres humanos cuyas costumbres, orientación sexual, religión y condición económica son diferentes a la nuestra. A muchas personas de la capital las he escuchado llamándonos con desprecio "cholos" a los habitantes del interior de la república (veragüenses, chiricanos, chorreranos, santeños, herreranos...) y, para la mayoría de la gente, es un insulto que la comparen con un indígena (no seas cholo, no seas tan Urracá, qué cholito, no seas "indiorante"). Nos llenamos la boca diciendo que los alemanes y los estadounidenses son la quintaesencia del racismo, pero no reconocemos la discriminación reinante en nuestra nación.

¿Desde cuándo un ser humano único y valioso, por quien Jesucristo dio su sangre, merece nuestro desprecio por ser demasiado blanco o demasiado oscuro? ¿Qué clase de sociedad permite que la etnia o la religión influya en la decisión de brindarle una oportunidad de estudios o trabajo bien remunerado a una persona? Y, ¿por qué motivo la gente siente más orgullo al engendrar hijos blancos que hijos de piel oscura?

Solamente la Palabra del Señor tiene el remedio contra el racismo y la discriminación. Como dice Romanos 2:11 "PORQUE NO HAY ACEPCIÓN DE PERSONAS PARA CON DIOS". Así que, dejemos que el amor de Jesucristo llene nuestra vida y seamos capaces de bendecir a otros seres humanos, aunque con nuestra mente humana no logremos comprender porqué actúan o hablan de determinada manera.

jueves, 9 de febrero de 2012

El domingo, en la iglesia, el pastor trató de ilustrarnos acerca de la importancia de la unidad familiar; entendiéndose "familia" no solamente como el conjunto de nuestros parientes políticos o con algún grado de consanguinidad, sino también la familia espiritual, es decir la iglesia.

Se basó en Génesis 2:4 para afirmar que al crear un solo huerto - no dos ni tres - expresó Su Voluntad de que los seres humanos habiten juntos bajo un mismo techo.

Habitar juntos bajo un mismo techo no se refiere solamente al sentido material de compartir una casa. Millones de familias tienen casa propia y sin embargo, sus miembros no se toleran entre sí. Hay imposiciones, manipulación, injusticias y, como dice la gente, "la soga siempre revienta por lo más delgado".

Implica compartir las bonanzas y momentos alegres; pero también la escasez, las dificultades y problemas con respeto, tolerancia, sinceridad y madurez. Sobre todo, con amor, comprensión y fe, sabiendo que estamos sujetos a debilidades humanas. El que cree estar firme, mire que no caiga.

Cuando uno aprende a vivir bajo el mismo techo, llámese en la iglesia o en la familia o la empresa, o donde quiera que se esté, uno se preocupa por orar por sus semejantes, pues si alguno de los miembros del equipo espiritual o secular cede a la tentación del pecado, los demás también están en peligro de caer.

En este orden de cosas, es interesante leer la historia de Adán y Eva, pues cuando ella pecó, Adán también cedió a la tentación. Y, cuando Josué tomó Jericó y Acán fue el único del pueblo israelita que desobedeció a Dios, apoderándose del anatema, Dios no le dijo a Josué que Acán había pecado; sino que el pueblo había prevaricado. Es decir, que la derrota de los israelitas en Hai fue provocada por el pecado de un solo hombre y por eso, el Señor no respaldó a Josué hasta que le puso remedio a la situación.

Abraham sí conocía el principio de lealtad, pues aun cuando su sobrino dejó de vivir cerca suyo, se armó para rescatarlo cuando sufrió secuestro e intercedió para que los ángeles sacaran a Lot de Sodoma. Y es importante persuadirse que la cercanía con el mundo corrompe a la familia, pues Lot se acercaba cada vez más a Sodoma y, como resultado de ello, su esposa (demasiado aferrada a aquel lugar) perdió la vida y sus hijas cometieron incesto.

En conclusión, seamos como Abraham, padre de la fe, que aprendió a establecer prioridades. Para él, Dios era lo más importante y por ello, donde quiera que iba, levantaba altares de adoración al Señor. Dios lo probó por medio de Isaac, pero una vez superada la prueba, su familia fue bendecida.

domingo, 1 de enero de 2012

2012, un excelente año para ti y para mí.

Desde hace algún tiempo, he escuchado con frecuencia que el mundo en el que vivimos se va a acabar el 21 de diciembre de 2012. Personas que han tenido el privilegio de estudiar las civilizaciones antiguas, han llegado a la conclusión que las profecías mayas y de otros grupos humanos que alcanzaron un gran desarrollo, apuntan hacia un final de los tiempos para este año.

En realidad, las cosas no andan bien. Demasiados pobres, poquísimos ricos, destrucción de los recursos naturales, cambio climático mundial, amenazas de guerras, sequías y hambrunas, abandono de los valores religiosos y cívicos, agitación política y social, desintegración familiar, consumismo y materialismo, contaminación ambiental, agotamiento de las reservas de agua potable, encarecimiento del petróleo... todos son hechos irrefutables que nos llevan a cuestionarnos si nuestro planeta estará en peligro y no me refiero solamente a la civilización occidental; sino a toda la raza humana.

Sin embargo, también recuerdo las palabras de nuestro Señor Jesús: "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" MATEO 24:36, 35. El hecho de que la avanzada civilización maya haya ideado su calendario para que la "cuenta larga" finalice en determinada fecha no implica que nos espere una catástrofe para ese día.

También hay que recordar las últimas palabras de Jesucristo a sus apóstoles antes de ascender a los cielos: "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" HECHOS 1:7-8.

Ahí está. No estamos llamados a predecir con exactitud el futuro, porque eso es potestad soberana de Dios Padre. Por eso han salido tantas personas creyendo que Dios les habló y predicen el fin de los tiempos para una fecha específica (y, gracias a Dios, han fallado estrepitosamente). Hay que enfocarse en hacer la voluntad de Dios en la tierra, para eso tenemos al Espíritu Santo, porque cuando tratamos de profetizar el futuro con detalles, lo que hacemos es meternos en terreno que no nos corresponde: solamente el Señor tiene control del destino de la humanidad.

Así que, aunque los mayas y otros grupos humanos muy avanzados hayan o no profetizado el final de los tiempos para esta generación, lo cierto es que solamente nuestro Padre celestial conoce la fecha exacta de sus juicios y del fin de este mundo. "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz". 2 PEDRO 3:8-9, 13-14.

Por lo tanto, declaro con fe que este nuevo 2012 será un año en el que veremos la gloria de Dios y en el que alcanzaremos muchas bendiciones si nos sometemos a su santa voluntad. Que profeticen las catástrofes que quieran, mas el pueblo de Dios debe estar seguro de que, como dijo Jesús, Él estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, así que, ¿para qué temer?.